Es o debería ser tan cotidiano como comer, beber o dormir y seguro que todos creemos que sabemos perfectamente cómo, cuándo y cuánto debemos cepillarnos los dientes. Pero ¿realmente sabemos hacerlo correctamente? Si has contestado que sí es muy probable que estés en un error pues, según los expertos, es difícil encontrar a alguien que verdaderamente limpie sus dientes y su boca como debería. Y es que hay muchos aspectos a tener en cuenta. El cepillo que debemos usar, qué tipo y cantidad de pasta deberíamos poner o el método que deberíamos emplear son cuestiones fundamentales que debemos conocer para garantizar que estamos cepillando nuestros dientes perfectamente.

No todas las pastas son iguales. A menudo priorizamos aquellas que, supuestamente, blanquean nuestros dientes pero es mucho más importante que sean fluoradas. El flúor ayuda a la remineralización de los dientes, les da mayor dureza, más resistencia a la acción de los ácidos y los protege de los ataques de las bacterias, previniendo las caries. En cuanto a la cantidad, en contra de lo que podríamos pensar, con un «guisante» bastaría…

Debes desterrar los cepillos demasiado duros, ya que desgastan el esmalte y pueden dañar las encías, provocando su retracción y la exposición de la raíz de la pieza dental. Por lo tanto, el cepillo debe ser suave o medio, dependiendo de cada persona y de las recomendaciones de su odontólogo y fundamental, debe estar en buen estado de conservación. Como mínimo habrá que renovarlo cada tres meses.

¿Cuánto y cuándo cepillarnos? Seguro que has oído que lo ideal es cepillarnos cada vez que comemos o como mínimo, tres veces al día. Efectivamente, así debería ser pero muchas veces, si comemos fuera de casa o hacemos las cinco comidas recomendadas, es muy difícil cumplir con este precepto. Por ello, aunque deberías intentar realizar, al menos, los tres cepillados de rigor después de las tres comidas principales, lo que sí es ineludible es que cepilles tus dientes después del desayuno y la cena. Hacerlo después de la primera comida del día es fundamental para que no pasen demasiadas horas desde la última limpieza pues, a partir de las 10 horas, pueden producirse las bacterias que producen las caries. Y si este cepillado matutino es importante, el de la noche todavía lo es más. Durante el sueño producimos menos saliva, el componente natural de nuestro organismo para

proteger nuestra boca y por tanto, estamos más expuestos a los agentes que la atacan y provocan diversas enfermedades. Por todo ello, es fundamental que complementes el cepillado nocturno con el hilo dental, para eliminar completamente las bacterias a las que no llega el cepillo, y que también utilices un colutorio, que nunca será sustitutivo de los dos anteriores.

En el cepillado menos no es más… Como mínimo los expertos calculan que al menos tres minutos son imprescindibles para que hayamos limpiado correctamente todas las piezas dentales y el resto de nuestra boca. Y no olvides que también es muy importante que cepilles las encías y la lengua. En el caso de las encías deberías cepillar de la base hacia arriba y en la lengua barreremos de la parte más profunda hacia el exterior.

En cuanto a la técnica o método de cepillado es fundamental seguir siempre el mismo orden para no olvidarse de limpiar ninguna pieza o zona de la boca:

  • Coloca el cabezal del cepillo en posición horizontal sobre la encía superior, con una inclinación de 45 grados sobre el plano de los dientes.
  • Cepilla tus dientes con movimientos verticales de arriba a abajo y viceversa hasta cubrir totalmente la encía, el diente y la unión de ambos. Los movimientos deberían ser suaves pero firmes y repetirse en la parte interior de los dientes.
  • Continúa cepillando cada diente con el mismo método, cubriendo la mitad del arco superior y repitiendo la misma maniobra con los tres segmentos restantes de la dentadura.
  • Solo en la zona de masticación, es decir en la parte superior de las piezas dentales, el cepillado se debe realizar en sentido horizontal y con movimientos cortos de atrás a delante.
  • Después de los tres minutos de rigor y una vez perfectamente cepilladas todas las piezas dentales, el proceso termina con la limpieza de la lengua, como ya hemos explicado de la parte interior hacia el exterior.
  • Para finalizar, enjuagamos la boca suavemente para eliminar el dentífrico sobrante pero permitiendo que el flúor se deposite sobre el esmalte dental.
  • Al menos una vez al día y preferiblemente por la noche, deberás pasar el hilo dental por los espacios interdentales para asegurarte de que no queda resto alguno de alimentos.
  • Lava y seca el cepillo cada vez que lo utilices.

Y un último consejo: además de seguir todas estas recomendaciones, no olvides que una dieta saludable y, fundamentalmente, una buena hidratación son vitales para garantizar nuestra salud bucodental.

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