Las radiografías son el método más preciso para detectar problemas que no sean perceptibles en un examen visual. Esta técnica es fundamental para realizar un diagnóstico precoz, preciso y prevenir así una caries o cualquier otra alteración de nuestras piezas dentales o de los huesos maxilares. En definitiva, las radiografías son una de las mejores herramientas para garantizar nuestra salud bucodental.

Por tanto, antes de comenzar cualquier tratamiento dental, debemos contar con información precisa del estado de nuestros dientes y del hueso del paciente. De forma sencilla, las imágenes radiográficas con rayos X se plasman en una película similar a una película fotográfica. Los rayos X son un tipo de radiación electromagnética, muy similar a la luz, pero con la particularidad de que son capaces de penetrar el cuerpo para obtener una imagen interior. Las estructuras que son densas (como las obturaciones de plata o restauraciones metálicas) bloquearían la mayor parte de la energía lumínica de los rayos X. Esto aparecerá de color blanco en la película revelada. Las estructuras que contienen aire aparecerán de color negro y los dientes, tejido y líquidos aparecerán como sombras de color gris.

Actualmente, este tipo de radiografía está quedando en desuso, ya que las radiografías digitales tienen múltiples ventajas sobre las tradicionales: necesitan menor dosis de radiación del paciente, se obtienen de forma más rápida, la calidad y el detalle de la imagen es superior y por tanto, facilitan el diagnóstico de la patología y no sufren el deterioro con el tiempo, ya que se guardan en el ordenador.

Tipos de radiografía

Las radiografías más habituales en la actualidad en la odontología son:

  • La más habitual es la radiografía panorámica u ortopantomografía: Este tipo de radiografía da una imagen completa de toda la boca, captura los maxilares y los dientes completos en una sola toma, lo que es muy útil para obtener una visión general. Es la que suele hacerse cuando el paciente va a la clínica dental por primera vez o cuando acude a las revisiones anuales de control o mantenimiento. Se realiza con una máquina especial que rota alrededor de la cabeza. Se utiliza para planificar cualquier tipo de tratamiento como ortodoncias, implantes dentales, planear cirugías de extracciones de muelas del juicio etc.
  • La radiografía periapical: se realiza con una placa más pequeña, que permite observar uno o varios dientes de forma completa, desde la corona hasta la raíz y con mayor detalle que la radiografía panorámica. Este tipo de radiografías son las más indicadas para el control de la enfermedad periodontal, para detectar infecciones periapicales (infecciones del hueso) causadas por caries grandes o para realizar tratamientos de endodoncia.
  • La radiografía interproximal: es muy similar a la periapical: Se hace con la misma placa pequeña, pero en lugar de mostrar los dientes enteros muestra las coronas de los dientes superiores e inferiores al mismo tiempo. Su indicación fundamental es detectar la presencia de caries interproximales.
  • El escáner en tres dimensiones o tomografía computerizada de haz cónico (CBCT): Es la técnica radiográfica más avanzada y la que proporciona la máxima información, ya que permite visualizar tato los huesos maxilares como los dientes en tres dimensiones. Permite detectar la patología y realizar mediciones que no podríamos conseguir con las técnicas anteriores. Por ejemplo, el escáner mide la anchura ósea, cuando queremos hacer implantes dentales, o ver en detalle la relación entre las muelas del juicio y el nervio antes de una extracción, reduciendo así los riesgos de complicaciones en las cirugías.
  • Cefalométricas: Muestran una vista lateral de la cara que representa la relación de la mandíbula para cada lado, así como para el resto de las estructuras. Es útil para diagnosticar cualquier problema de las vías.

En definitiva, las radiografías son la mejor y casi imprescindible ayuda para el odontólogo, cuando tiene que tomar decisiones sobre el diagnóstico y la planificación de un tratamiento. Además, se debe desterrar la vieja creencia de que pueden ser perjudiciales para la salud. Son máquinas especializadas, que se benefician de las últimas tecnologías para obtener imágenes sencillas pero precisas de nuestra boca. No producen dolor, ni incomodidad ni efectos secundarios. Las dosis de radiación de las radiografías dentales son bajas y no causan enfermedades. De hecho, cada vez, gracias a la utilización de la tecnología punta, se consigue imágenes con mayor detalle con la mínima radiación.

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