Una limpieza dental profesional no es solo una cuestión estética. Es una medida fundamental para prevenir caries, gingivitis o problemas más serios como la periodontitis. Sin embargo, no todas las limpiezas son iguales: existen distintos tipos según el estado de salud bucodental de cada persona. Conocer sus diferencias puede ayudarte a saber qué necesita tu sonrisa en este momento.
Limpieza de rutina o profilaxis: la más común
Es la limpieza que todos deberíamos hacernos una o dos veces al año si no tenemos enfermedades periodontales. Está pensada para personas con encías sanas, sin inflamación ni pérdida ósea. Durante la sesión, el profesional elimina la placa bacteriana y el sarro que se acumulan en la superficie de los dientes y en la línea de las encías. Se utiliza ultrasonido, instrumentos manuales y se finaliza con un pulido que deja los dientes suaves y limpios. Es rápida, indolora y muy eficaz como prevención.
Desbridamiento bucal completo: cuando ha pasado demasiado tiempo
Cuando han pasado varios años sin una limpieza dental y la acumulación de sarro es importante, la profilaxis no es suficiente. En estos casos se realiza un desbridamiento bucal completo. Esta técnica permite eliminar grandes cantidades de sarro para poder hacer una exploración adecuada de las encías. Es un paso previo indispensable antes de valorar si hay una enfermedad periodontal activa.
Curetaje o raspado y alisado radicular: más allá de la superficie
Cuando las encías ya están afectadas por una periodontitis (inflamación y sangrado frecuentes, mal aliento persistente, movilidad dental…), la limpieza debe ser más profunda. El raspado y alisado radicular, conocido como curetaje, consiste en limpiar no solo la superficie dental, sino también por debajo de la encía. Además, se alisan las raíces de los dientes para evitar que las bacterias vuelvan a adherirse. Suele realizarse por cuadrantes, bajo anestesia local, y requiere un seguimiento clínico posterior para comprobar la evolución.
Mantenimiento periodontal: mantener a raya la periodontitis
Después de un tratamiento de curetaje, es imprescindible realizar limpiezas periódicas de mantenimiento. Estas sesiones son similares a una profilaxis, pero más específicas: se limpian zonas subgingivales para mantener la enfermedad controlada y evitar recaídas. La frecuencia dependerá de cada paciente, pero suele oscilar entre una limpieza cada tres o cada seis meses.
¿Cuál necesitas tú?
La limpieza adecuada depende de múltiples factores: tus hábitos de higiene, el estado de tus encías, si tienes sensibilidad o implantes, si hace mucho que no visitas al dentista… La única forma fiable de saberlo es mediante una revisión completa, donde se evalúa la salud periodontal y se valora el tratamiento más eficaz para ti.
Cuida tu boca hoy para evitar problemas mañana
A veces damos por hecho que con cepillarnos los dientes es suficiente. Pero la realidad es que hay zonas a las que no llegamos en casa, y que solo una limpieza profesional puede tratar. Dejar pasar el tiempo puede provocar complicaciones que no solo afectan a tu sonrisa, sino también a tu salud general.
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Fuente: SEPA